5 técnicas para tratar las temidas “pataletas” en los niños

– Inteligencia emocional –

Estás en el súper haciendo la compra junto con tu hijo/a de 4 años, y como no, unas galletas hiperprocesadas captan su atención en la línea de caja. Tú ya has cogido todo lo que necesitas y para merendar has preparado una macedonia de frutas que espera en la nevera de casa. Pero la criatura no entiende de nutrición ni le interesa, sólo quiere esas galletas cubiertas de chocolate y te insiste de forma continua: “Quiero las galletas!”

Pero con toda tu buena intención y firmeza le comentas que tiene una merienda mucho más rica y saludable esperando en casa. Ante tus reiteradas negativas, el sentimiento de frustración que va en aumento acaba por sacarle de su centro. Comienza la pataleta, llanto desconsolado, gritos, golpes… No es la primera vez que pasa, y la situación se vuelve tan desagradable que acabas comprando las galletas para que se calme y no «te monte el espectáculo» durante todo el camino a casa.

Sabes que dándole las galletas cometes un grave error, pero te compensa el silencio y la paz que recibes mientras las come satisfecho/a y quizá creas que siendo firme en otras ocasiones lograrás “compensar” esta permisividad ocasional, pero nada más lejos de la realidad. En el cerebro del niño/a se ha reforzado una creencia que tiene desde bebé: “Cuando lloro, grito y expreso mi frustración de forma desmesurada, el adulto me hace caso”.

Aprendizaje normal y adaptativo

Este aprendizaje es totalmente normal y adaptativo. Durante los primeros meses de vida el llanto es el único modo de comunicarse que posee el humano. Por lo tanto, no es de extrañar que poco después, a pesar de saber hablar y haber aprendido algunas normas gracias a sus padres, lo utilice para conseguir lo que quiere, pues todavía es un recurso que cree que puede utilizar para tal efecto, y más si le ha funcionado en algunas ocasiones.

Por lo tanto, las pataletas o berrinches forman parte del desarrollo emocional de los niños, ya que es el recurso del que disponen desde que nacieron para lograr su voluntad. Esto no implica que debamos dejar que ocurran sin más, ignorando estas situaciones o cediendo para que acaben. Lo mejor que podemos hacer para fomentar una buena gestión de las emociones en nuestros hijos es tratarlas como lo que son, un intento desesperado de comunicarse o conseguir algo que quiere o necesita. 

5 técnicas de gestión emocional

Cuando el niño/a comienza a llorar o mostrar su malestar con su lenguaje verbal y corporal, podemos preguntarle, colocándonos a la altura de sus ojos, y con mirada y tono amable: “¿Qué necesitas?” “¿Te puedo ayudar en algo?”, y si sabemos lo que le pasa podemos decirle: “Entiendo que estés enfadado/a por…” y podemos ayudarle a gestionar esta emoción mediante distintas técnicas, aquí algunas ideas:

1. Técnica de la tortuga
Es una dinámica que consiste en que el niño/a se recoja en su “caparazón” (haciéndose una bola, recogiendo piernas y brazos) para respirar profundamente tensando el cuerpo y luego relajarlo, existe un cuento disponible en papel y online, así como todo un procedimiento a seguir con esta técnica para instaurarla correctamente.

2. Bote de la calma
Se trata de una botella llena de agua, pegamento y purpurina que se debe agitar y apoyar en una superficie plana para que el niño/a la mire mientras respira profundamente hasta que pare.

3. Bolas antiestrés
Se rellenan globos de agua con harina, azúcar, arena, o cualquier grano fino que sirva para apretar las manos, se puede acompañar el movimiento de apretar y relajar la mano con la respiración.

4. Escuchar música
Tener una playlist preparada para esos momentos de frustración, con mantras o frases sencillas que ayuden a volver a la calma.

5. Soplar burbujas
Utilizando un pompero que puede ser casero o adquirido, ayuda al niño/a a controlar su respiración.

Con estas 5 técnicas no se pretende que el niño/a olvide del todo el motivo que lo llevó a enfadarse, sino regular y calmar sus emociones cuando son demasiado intensas, para lograr un estado desde el cual poder pensar en una solución o alternativa en respuesta a lo que le hizo enfadar. Es importante reforzar la correcta gestión emocional del niño/a una vez se haya calmado, y hacerle ver que en este estado es mucho más fácil resolver el conflicto que haya podido surgir. De esta forma lograremos que las técnicas de autocontrol se generalicen en diferentes contextos.

Para complementar…

También podemos prevenir la aparición de estos episodios controlando los estímulos que pueden actuar como disparadores. Una forma de hacerlo es anticipándonos al berrinche.

Ejemplo: Nuestro hijo/a monta una pataleta cuando le decimos que deje de jugar en el parque para ir a casa, podemos ir avisándole cuando queden 30, 15, 10 y 5 minutos de juego.

De esta forma conseguiremos que la orden de dejar de jugar no suponga un shock que genere un alto nivel de frustración por no ser algo esperado ni agradable. Utilizar un lenguaje y tono amigable cuando queremos darle una orden o impedir que haga algo que le puede dañar también es algo a tener en cuenta, al igual que una postura corporal cercana.

En conclusión

Está claro que no siempre podremos evitar la aparición de estas incómodas reacciones en nuestros hijos/as, pero ser conscientes de su función y de cómo afrontarlas es indispensable para una buena educación emocional, también puedes pedir ayuda a un/a profesional si la situación te es muy difícil de manejar por tu cuenta.

Si el conjunto de factores te resultan familiares a nivel individual o en una persona conocida, no dudes en hacer un primer paso y contactarnos.

Ana Martínez psicóloga Psicotet

Ana Martinez – Psicóloga de Psicotet

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