El pensamiento en bucle y la trampa de la evitación
– Trastornos del estado de ánimo –
En nuestra vida cotidiana, enfrentamos una variedad de eventos o situaciones incómodas que pueden generar ansiedad o malestar y que nos pueden llevar a lo que calificamos vulgarmente como bloqueo.
En algunos casos, nuestra mente recurre a estrategias de evitación para protegernos de esas sensaciones desagradables. Una de estas estrategias comunes es el pensamiento en bucle o rumia, una sucesión de pensamientos que se encadenan en ciclos repetitivos, normalmente de contenido negativo, impidiéndonos avanzar y enfrentar los problemas de manera efectiva.
¿Qué es el pensamiento en bucle?
Con pensamiento en bucle o rumia nos referimos a la repetición constante de pensamientos, preocupaciones o dudas en nuestra cabeza. Estos pensamientos pueden ser negativos, autocríticos, centrados en el futuro o en el pasado y, a menudo, nos llevan a dar vueltas en círculos sin llegar a ninguna conclusión o acción.
¿Qué factores ayudan a la aparición del pensamiento en bucle?
En lugar de abordar los problemas de frente, nos sumergimos cada vez más en nuestro mundo interno, evitando enfrentar la realidad y posponiendo la resolución de los conflictos. Algunas razones por las que podemos caer en esta trampa son:
miedo al fracaso
temor al rechazo
incertidumbre sobre el futuro
buscar explicaciones sobre el pasado
¿Cómo afecta el pensamiento en bucle a corto y a largo plazo?
A corto plazo el beneficio es claro por paradójico que parezca; tener la atención puesta en estos pensamientos repetitivos nos permite evitar precisamente estos eventos o situaciones incómodas que en origen nos provocaban malestar, escapando de ellos o no afrontándolos. Esta es la razón por la que esta estrategia “escape” sea tan efectiva a corto plazo. Sin embargo, a medio o largo plazo esta forma de actuar trae más problemas que soluciones.
La trampa de la evitación
Los efectos negativos del pensamiento en bucle
5 pautas para afrontar los pensamientos en bule
1. Reconoce y acepta tus pensamientos
Toma conciencia de cuando te encuentres atrapado en un pensamiento en bucle y reconoce que no te está llevando a ninguna parte. Acepta tus pensamientos sin juzgarlos y entiende que son normales pero que no tienen que definir tu realidad.
2. Cuestiona tus pensamientos
Analiza tus pensamientos de manera objetiva y cuestiona su validez. ¿Hay pruebas reales que respalden estos pensamientos o son simplemente suposiciones negativas? Identifica patrones de pensamiento distorsionados, como la catastrofización o la generalización excesiva, y trata de reemplazarlos por pensamientos más realistas y equilibrados.
3. Establece límites de tiempo para el pensamiento en bucle
Dedica un tiempo específico y limitado cada día para abordar tus preocupaciones y pensamientos recurrentes. Por ejemplo, elige 15 minutos al día para reflexionar sobre tus inquietudes, anotarlas y luego déjalas de lado. Fuera de ese tiempo designado, procura redirigir tu atención hacia actividades más productivas y placenteras.
4. Busca apoyo
Habla sobre tus preocupaciones con alguien de confianza como amigos o familiares. Compartir tus pensamientos y emociones puede ayudarte a ganar una perspectiva más objetiva y recibir el apoyo necesario para afrontarlos.
5. Cúidate
Trabajar en la prevención del estrés o la ansiedad pueden resultar más efectivo que tratar el problema en cuestión. Prioriza el autocuidado incorporando actividades que te brinden bienestar físico y emocional, como ejercicio regular, tiempo de relajación, sueño adecuado y una alimentación saludable. Cuidar de ti mismo te ayudará a manejar mejor los pensamientos negativos y a reducir la frecuencia del pensamiento en bucle.
Por último…
Si el conjunto de factores te resultan familiares a nivel individual o en una persona conocida, no dudes en hacer un primer paso y contactarnos.
Antonio Alberto Ros – Psicólogo de Psicotet