¿Cómo te hablas a ti mismo?
La importancia del lenguaje en la construcción de la autoestima

– Trastornos del estado de ánimo & Inteligencia emocional –

Cuando nos planteamos dar nuestra opinión a alguien, solemos medir nuestras palabras y vigilamos la entonación y la intencionalidad de nuestro mensaje.

Tenemos muy claro que cuando nos comunicamos, nuestras palabras tienen un efecto en la otra persona. Somos conscientes de que si utilizamos un lenguaje agresivo, provocaremos malestar (tristeza, ira, decepción, rechazo…) en la otra persona. Si además somos persistentes en este estilo comunicativo, esta persona acabará alejándose de nosotros.

La cuestión de hoy es…

¿Te has parado a pensar como afecta tu estilo comunicativo hacia ti mismo/a?

En muchas ocasiones, aparecen en nuestra mente mensajes de juicio hacia uno mismo, incluso mensajes culpabilizadores. Muchos de ellos son de estilo agresivo siguiente:

¡Qué ridículo/a!

¿Cómo se te ocurre salir así a la calle?

Soy idiota

Es normal que no te quiera nadie

Que duro, verdad? Cuando nos decimos estas cosas, lo que hacemos es destrozar nuestra autoimagen y autoestima, provocando así una relación de desprecio hacia uno/a mismo/a. Además, estos mensajes disminuyen nuestra sensación de seguridad y autoconfianza, haciéndonos más propensos y propensas a sufrir trastornos como la depresión y la ansiedad, y haciéndonos más vulnerables a las manipulaciones externas.

Ejercicio para poner en práctica

Un ejercicio que podemos poner en práctica para cambiar la forma de hablarnos a nosotros/as mismos/as es plantearnos si diríamos ese tipo de mensajes a una persona que queremos mucho, como podría ser nuestra pareja, nuestro hermano o nuestra madre. Esto nos puede ayudar a identificar los mensajes dañinos y así podremos modificarlos en nuestra mente. Para hacerlo, os propongo lo siguiente:

1. Presta atención a tu lenguaje
El primer paso es identificar cómo te hablas y cuando lo haces de manera agresiva.

2. Céntrate en las conductas
Si hay algo que haces que no te gusta, en lugar de hacer un juicio de “quien eres”, plantéate que te gustaría hacer. Por ejemplo, en lugar de decir “soy un vago”, prueba a decir “me gustaría hacer más ejercicio físico”.

3. Céntrate en aquello que te gusta
No pienses solamente en todo aquello que no te gusta de ti, valora también lo que se te da bien y ocupa tu espacio mental con las cosas que sí te gustan.

4. Práctica la autocompasión
Acepta que a veces hay cosas que no harás bien, que te equivocarás o que no te gustarán. No pasa nada, es importante escucharte, aceptarte y no presionarte en exceso.

5. Imagina que lo dice otra persona:
¿Si otra persona se dijese a si mismo/a esos mensajes, como responderías? Intenta darte esas respuestas a ti mismo/a.

Algunos ejemplos serían:

«No valgo para nada»    «Hay cosas que se me dan mejor y otras peor»

«Soy una inútil»  ➜  «No pasa nada si me equivoco»

«Todo es culpa mía»    «Todo lo que sucede no depende de mí y no debo responsabilizarme por ello»

Nosotros/as mismos/as somos la persona con la que más tiempo pasamos, por eso, es muy importante que mantengamos un diálogo interno compasivo y que nos cuidemos tanto o más de lo que lo hacemos con los demás.

Si el conjunto de factores te resultan familiares a nivel individual o en una persona conocida, no dudes en hacer un primer paso y contactarnos.

Sara Sánchez psicóloga Psicotet

Sara Sánchez – Psicóloga de Psicotet

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