¿Cómo tener una relación de pareja sana?
– Inteligencia emocional –
¿Te has preguntado alguna vez si estás en una relación de pareja sana o si, por lo contrario, a veces, os comportáis de manera tóxica con tu pareja?
En este artículo hablaremos de los distintos tipos de relaciones de pareja y analizaremos en qué consiste una relación de amor saludable y qué conductas se salen del límite de lo que es amar de forma saludable.
Podríamos entender que hay 4 tipos de relaciones de pareja, las llamaremos: relación fusionada, relación dependiente, relación vacía y relación sana:
Relación de pareja fusionada
En la relación de pareja fusionada, los miembros de la pareja tienden a olvidar sus respectivas vidas fuera de la relación y solo existe su vida en pareja. Es un tipo de relación amorosa en la que no se sabe dónde termina una persona y dónde empieza la otra. Algunos ejemplos característicos de este tipo de relación son: todo lo hacen en conjunto sin saber disfrutar de una individualidad propia, sienten que no necesitan amistades porque ya tienen a la pareja, pueden encontrar dificultades para tomar decisiones personales sin contar con la opinión del otro.
Esta dinámica de relación puede llevar a una pérdida de identidad y a identificarse solo con lo que se corresponde a la relación de pareja.
Relación de pareja dependiente
En la relación de pareja dependiente, una de las dos personas adopta un rol más sumiso o dependiente mientras que el otro tiene un rol más dominante o de poder. La persona dependiente tiende a idealizar en exceso a su pareja, y como consecuencia, puede verse dañada su autoestima al sentirse inferior. Además, aunque la relación sea insatisfactoria, existe la tendencia de hacer todo lo posible para que no se rompa. Esto se debe a un apego obsesivo hacia la pareja que impide desarrollar una vida autónoma y satisfactoria. Este tipo de relación es asimétrica ya que tiende a fomentar las diferencias de poder entre los miembros de la pareja.
Relación de pareja vacía
En la relación de pareja vacía, los miembros de la pareja hacen vida por separado sin compartir demasiados aspectos en común. Este es un aspecto característico de las uniones por conveniencia o de los matrimonios que, a la larga, han perdido la pasión y la intimidad. Sigue existiendo un interés por mantener la relación, pues interesa a las dos partes, pero los miembros no se sienten vinculados emocionalmente el uno por el otro.
Relación de pareja sana
En el caso de la relación de pareja sana, cada miembro tiene su vida, aficiones y actividades fuera de la relación de pareja pero comparten una parte muy importante de su vida. Es una relación de simétrica ya que ambos miembros son considerados iguales y no existe una jerarquía de poder.
Una relación de pareja sana, se basa en la reciprocidad, el respeto mutuo, el consenso, la negociación y defiende los derechos humanos. Cuando una relación de pareja no se basa en cualquiera de los factores anteriores o no respeta los derechos que uno de los miembros tiene como ser humano, podemos decir que ha traspasado la línea de lo que se considera amar de forma saludable.
Según la narrativa del amor tradicional o amor romántico, “el amor lo puede todo” y el amor implica: entrega total a la otra persona, perdonar y justificar todo en nombre del amor, nada vale tanto cómo la relación, vivir solo para el momento del encuentro, hacer de la otra persona lo único y fundamental de la existencia, vivir experiencias muy intensas de felicidad o sufrimiento, estar todo el tiempo con la otra persona, entre otras afirmaciones.
No obstante, dichas premisas son incompatibles con una relación sana de pareja y presentan una predisposición a mostrarse posesivo o con actitudes de sumisión en la relación de pareja.
Por ende, el amor no lo puede todo. Hay situaciones en las que no se debería ceder por la idea del amor porque ceder supondría traicionarse a uno mismo. Lo que no se debe negociar nunca son tus derechos como persona.
Si partimos de la premisa que todos los seres humanos somos iguales en cuanto a dignidad, negociar tus principios y creencias fundamentales (aunque sea por amor) es negar tu condición y tu esencia y, en consecuencia, dejar de quererse a uno mismo.
Por ello, traspasar los límites de lo que se considera relacionarse de forma saludable no implica que el afecto disminuya, sino que a partir de ese punto el amor por sí solo no debería justificar el vinculo afectivo: si en una relación de pareja se traspasan los limites considerados saludables, esto tiende a perjudicar al amor propio y el auto respeto. Consecuentemente, al traspasar los límites de lo saludable, la dignidad personal pierde su potencia (aunque el amor insista y persista).
Pero ¿cómo amar de forma sana sin renunciar a lo que somos?
Para relacionarse de manera saludable con la pareja es importante tener claras, al menos, 3 premisas:
1. El amor no lo puede todo.
El sentimiento del amor no garantiza por sí solo una buena convivencia de pareja. Los sentimientos son necesarios, pero no suficientes para estar en pareja.
2. Tolerancia cero a la victimización y autocompasión.
A veces, es fácil caer en juegos de presión y manipulación. Algunas estrategias de dominación para bloquear al otro y llevarlo a la autocompasión son la descalificación, el chantaje emocional, la amenaza o el echar en cara. Una relación que permite cualquiera de estos tipos de estrategias es disfuncional e inconveniente.
3. No importa cuánto, sino cómo.
El amor saludable es cualitativo más que cuantitativo. El “cómo” tiene que ver con los valores que respetan la reciprocidad, la solidaridad y la autonomía. Si, por lo contrario, se valora la cantidad por sobre de la calidad, se distorsiona la verdadera esencia del amor.
Si el conjunto de factores te resultan familiares a nivel individual o en una persona conocida, no dudes en hacer un primer paso y contactarnos.
Anna Gich – Psicóloga de Psicotet