¿A quién elegimos como pareja y por qué?
– Inteligencia emocional & Trastornos del estado de ánimo –
¿Por qué siempre acabo manteniendo una relación o un vínculo sexo-afectivo con el mismo perfil de personas? ¿Por qué siempre me pasa lo mismo en las relaciones? ¿Por qué siempre se alejan y me dejan? ¿Por qué siempre me acabo aburriendo?
Cómo nos relacionamos con nuestra pareja no es producto del azar ni de una cuestión innata que asociamos a nuestra personalidad, sino que es el resultado de las experiencias pasadas.
Las primeras personas con las que nos relacionamos son nuestra familia, es el primer agente de socialización con el que aprendemos a relacionarnos y que tomamos como modelo para nuestras relaciones futuras.
Los vínculos y la intimidad que tenemos en la infancia con nuestros cuidadores van a modular lo que esperamos y lo que necesitamos, entre otras cosas, en las relaciones como adultos.
El apego es un proceso de vinculación continuo y estable en el tiempo, no se consolida por un hecho importante o particular en la infancia, sino que se consolida por situaciones cotidianas repetidas.
Tipo de apego y elección de pareja
Existen principalmente 4 tipos de apego:
(A continuación, se describirán de forma general los principales rasgos de los distintos de apego según la Teoría del Apego de John Bowlby)
1. Apego seguro
Experiencias en la infancia con sus cuidadores: Los hijxs tienen una relación segura y de confianza con su progenitor o figura cuidadora. Sabe que en situaciones adversas tendrá el apoyo y la disponibilidad de su progenitor y se siente segurx para explorar el mundo. Este tipo de apego permitirá que el niño o niña desarrolle sentimientos de pertenencia y de aceptación a sí mismo.
Elección de pareja en la adultez: Este tipo de apego es el más saludable a la hora de forjar una relación con otra persona. Están seguros de sí mismos, respetan la libertad y autonomía de la otra persona, no tienen miedo a la intimidad y pueden identificar sus propias emociones y las de su pareja. Tampoco tienen temor a ser abandonados ni a ser rechazados y se sienten atraídos por personas que también tienen apego seguro.
2. Apego ansioso
Experiencias en la infancia con sus cuidadores: Los hijxs sienten que la figura cuidadora no está siempre disponible, su disponibilidad es intermitente, por lo que desarrollará una actitud más dependiente ya que necesitará tener la garantía de que la figura de apego va a estar presente. La disponibilidad no solo se refiere a su presencia física sino a su presencia psicológica y emocional. Una madre o padre disponible emocionalmente será afectuoso con el hijo y podrá responder a sus necesidades. Sin embargo, la conducta del cuidador de hijxs con apego ansioso será poco consistente, a veces afectiva y otras veces insensible. Esta inconsistencia no está determinada por factores del hijx sino que tienen que ver con aspectos del propio progenitor, por eso para el hijo será muy difícil prever sus respuestas, generando ansiedad. Algunos padres amenazan a los hijxs con el abandono o la separación como forma de castigo, por lo que los hijxs tienen de aferrarse por miedo a perder a la figura de apego. Otros, conectan demasiado con las emociones del niñx, siendo estas desproporcionadas y generando en el niño la necesidad no solo de ocuparse de sus propias emociones, sino que también de las del adulto, por lo que en ese momento la madre o el padre no se encontrará disponible para acompañar al hijo.
Elección de pareja en la adultez: El aspecto impredecible de la disponibilidad de la figura de apego generará la necesidad de anticipar y controlar la presencia de las personas con las que se vinculan. Es por ello, que, en las relaciones, estas personas intentan anticipar posibles abandonos y a reproducir una serie de conductas y estrategias para estar más cerca de la pareja, la cual muchas veces idealiza. Viven la relación con una alta ansiedad y necesitan estar constantemente cerca de esta persona. Normalmente se produce lo que se denomina “profecía autocumplida” ya que el ansioso ante la percepción de abandono en separaciones normales recurren a exigencias y reclamos a su pareja, que acaba sintiéndose abrumadx y distante, confirmando finalmente el temor de la pareja.
3. Apego evitativo
Experiencias en la infancia con sus cuidadores: La figura cuidadora no sabe conectar con las emociones del niñx, de hecho, le genera malestar, por lo que el hijx se siente rechazado. Ante el rechazo y la negación de las emociones del niñx, este aprende a ser más independiente y autónomo para no necesitar a nadie porque cuando expresó esa necesidad su progenitor no conectó ni sintonizó con ella. Ante una amenaza no consiguen sentirse seguros con sus padres. Relacionan el abrir sus emociones y depender de alguien con el dolor y el rechazo, por lo que se centran más en los actos que son más premiados por sus padres que en sus propias emociones.
Elección de pareja en la adultez: Las personas adultas con este tipo de apego temen ser rechazadas, pero se protegen huyendo del vínculo o de la persona, en lugar de perseguirla como haría el ansioso. Suelen retirarse o desaparecer sin dar explicaciones o de manera repentina porque necesitan estar solos para sentirse independientes. Temen sentirse dependientes de una persona y muchas veces tratan de evaluar a su pareja buscando defectos para sentir menos dependencia. También les cuesta mucho expresar sentimientos y muestran una autosuficiencia emocional porque creen que el ser si se muestran vulnerables y expresan sus emociones de forma genuina serán rechazados por los demás. Interpretan cualquier petición, queja o reclamo de su pareja como un rechazo y suelen responder a la defensiva o con enfado.
4. Apego desorganizado
Experiencias en la infancia con sus cuidadores: Las personas con este tipo de apego sufrieron algún tipo de trauma o abuso en su infancia. Estos hijxs aprendieron que la figura de apego era a la vez una figura que necesita para sentirse segurx pero que al mismo tiempo teme porque representa una amenaza o una agresión. La figura de apego suele ser violenta o agresiva y su actuación parental es estresante e impredecible para el hijx, que vive con miedo y angustia. Aprenden que la figura que tiene que protegerle y ofrecerle seguridad en realidad le maltrata.
Elección de pareja en la adultez: Pueden mostrar un apego ansioso, sobre todo al inicio de la relación y pasar posteriormente a un estilo evitativo ante una señal de amenaza. Combinan actitudes dependientes y evitativas. Como en la infancia vivieron situaciones de abuso o agresión, han desarrollado una visión de sí mismo como alguien que no merece algo bueno y perciben las relaciones íntimas como potencialmente peligrosas porque en cualquier momento pueden herirles, porque suelen actuar de manera agresiva para atacar o de manera sumisa para protegerse. Este tipo de apego suele ser el más disfuncional y con más psicopatología asociada.
Combinaciones tóxicas
Las relaciones más saludables son aquellas en las que los dos miembros tienen un apego seguro. Por la dificultad que tienen las personas con apego inseguro de atraer a una persona con apego seguro, estas acaban emparejándose entre sí.
Una de las combinaciones más disfuncionales entre inseguros, que es muy común y que popularmente se describe como relación tóxica, es la pareja formada por una persona con estilo evitativo y una persona con estilo ansioso. Por un lado, la persona con apego evitativo lo que quiere evitar es ese vínculo de cercanía y de compromiso que la persona con apego ansioso va a estar buscando y reclamando constantemente.
Estas relaciones son muy sufridas porque las personas ansiosas van a sentirse altamente amenazadas por la poca disponibilidad emocional del compañerx mientras que la persona evitativa se va a sentir agobiada y exigida por esa cercanía que realmente le asusta tanto, retroalimento el temor del ansioso y su conducta dependiente.
Entonces… ¿por qué se mantienen estas relaciones?
Si estas relaciones generan tanto sufrimiento y son tan incompatibles, es lógico preguntarse por qué hay tantas parejas con esta dinámica. Pues es debido a las creencias que subyacen en referencia a la idea del amor y los modelos que han aprendido en la infancia sobre lo que significa amar y ser amado.
Estas personas, al tener un apego inseguro creen que el amor se da en relaciones que generan dolor y sufrimiento porque así lo han vivido durante la infancia. Las personas que tenían que ofrecer un vínculo seguro y de confianza fueron al mismo tiempo las personas que también les hirieron y por tanto aprendieron que este dolor es inherente a las relaciones afectivas.
Muchas veces piensan que si no hay sufrimiento no es amor e incluso llegan a aburrirse cuando la relación es sana.
Conciencia y cambio
Si crees que a lo largo de tu vida has estado repitiendo ciertos patrones en cuanto a las personas que eliges como parejas o a la manera de actuar con estas, te propongo realizar terapia o buscar ayuda psicológica para conocer mejor tus necesidades, entender de qué manera intentas satisfacerlas a través de tus relaciones y cómo aprender maneras más saludables de relacionarnos, tanto para tu bienestar como para el de tus compañerxs.
No dudes en hacer un primer paso y contactarnos.
Marina Fernández – Psicóloga colaboradora de Psicotet